Si bien
es cierto que la tecnología trae de la mano un sinfín de beneficios para la
sociedad, ya discutidos, evaluados, conocidos y valorados por todos, no podemos
dejar de mencionar las consecuencias deshumanizadoras que, como una sombra, LAS
VEAMOS O NO, nos acompañan día y noche… Reflexionemos sobre algunas de ellas…
Todos
vemos con asombro y algo de orgullo, como nuestros niños de dos años manejan
los últimos equipos electrónicos con tanta familiaridad, la velocidad con la
cual comprenden su mecanismo y como se tranquilizan y concentran cuando “se
conectan” a ellos, pues pareciera que se enchufaran al aparato y dependieran el uno del otro, apenas pestañean,
se enmudecen y hasta se abstraen del resto de los estímulos presentes.
Sucede
que por una parte el exceso de “conexión” habitúa a los niños a altos y
acelerados estímulos visuales y auditivos, que jamás encontrarán en los libros,
lo que hace fácil entender cómo estos últimos tienen cada vez menos público
infantil. Sin contar con el acentuado individualismo que deshumaniza de manera
avasalladora a nuestra sociedad.
Nuestros
niños ganan espacio en habilidades tecnológicas, espaciales y de diagramación,
pero, la sana convivencia, la tolerancia, la cooperación, la empatía, el
respeto por las opiniones, intereses y ritmos de los demás, tienen cada vez
menos seguidores, admitiendo además que el competitivo consumismo y la necesidad
de “mantenerlos” tranquilos en nuestra realidad social, abona poderosamente el
mercado de los juegos electrónicos.
Aún y
asumiendo con franqueza todo esto, somos conscientes de que nuestro país
demanda con urgencia cambios, hombres y mujeres capaces de convivir en armonía,
de transformar su entorno, de respetar turnos, límites, opiniones, ritmos,
habilidades, de negociar y llegar a acuerdos, de valorar, pensar en el otro
tanto como en nosotros y ponerse en sus zapatos… Necesitamos GENTE, gente que
disfrute el arte, la buena compañía, una amena conversación, la naturaleza y
sus paisajes, lo simple y hermoso que nos ofrece la vida… Ya basta de personas gritándose en la calle
desde que sale el sol, comiéndose la luz, atropellándose, aprovechándose de la
inocencia o debilidad del otro, irrespetando y desconsiderando. Todo
eso de lo que nos quejamos a diario pero que solo vemos en el otro.
La clave es simple: EDUCACIÓN…. Educación
para la vida, la que nos lleva a vivir la regla de oro, no hacer al otro lo que no nos
gusta que nos hagan.
La estrategia: JUGAR… jugando
se dicen y aprenden las grandes verdades… jugando se modela, se siguen
instrucciones, se respeta, se valora, se aprende, se es tolerante, se siente,
se decide, se negocia, se ríe… Juguemos con nuestros niños, rescatemos la
perinola, el trompo, el gurrufío, el avión, juguemos ludo, monopolio, scrabble,
palitos chinos, jenga, uno, lego, un-dos-tres pollito inglés, stop, la vieja,
mímica, puntico, armemos rompecabezas en familia… Seamos creativos… Recuerda
que estímulos diferentes producen respuestas diferentes y sorpresivas…
El
mercado brinda una variedad interesante de juegos de mesa que invitan a
convivir, a saber VIVIR CON EL OTRO… No pierdas la oportunidad de ser parte del
cambio…
A esta
realidad de saturación de juegos electrónicos, no escapa la ESCUELA, ambiente
obligado para la enseñanza y el aprendizaje de valores ciudadanos, es por eso
que asumiendo nuestro compromiso ético y moral como EDUCADORES, proponemos una campaña que pretende promover la sana
convivencia y acabar con la dependencia a los juegos electrónicos.
Suma a
tu colegio a la “ZONA LIBRE DE JUEGOS
ELECTRONICOS” y transfórmala en “ZONA DE APRENDIZAJE Y RECREACIÓN”.
ANÓTATE
Y PÁSALO…
Prof.
Salomé Cabrera Nuñez
@Juegosporlapaz
Hermoso artículo mi querida Salomé, tan valido para maestros como para padres!
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