El desarrollo cognitivo del discapacitado intelectual se ha intentado explicar desde dos teorías diferentes, la teoría evolutiva y la teoría estructural. La teoría evolutiva sostiene que las personas con discapacidad intelectual pasan por las mismas etapas de desarrollo que cualquier persona normal, pero lo hacen más lentamente y no consiguen alcanzar el mismo nivel final. El mejor exponente de este enfoque lo ofrece la teoría del desarrollo cognitivo de Piaget y su defensor inicial es Zigler (1969).
En esta aproximación se resaltan los procesos
cognitivos y se asume que son modificables a través de entrenamiento
específico. Por su parte, la teoría estructural sostiene que las personas con
discapacidad intelectual se caracterizan no tanto por un desarrollo retrasado,
sino por un déficit específico que afectarían especialmente al sistema
cognitivo de la memoria.
En esta línea, Ellis (1963) sostiene que las personas
con discapacidad intelectual presentan un déficit particular en su huella de
memoria, por lo que la información se debilita más rápidamente en las distintas
memorias. Luria (1963) por su parte sostiene que las personas con discapacidad
intelectual tienen un déficit muy particular en el uso de la mediación verbal y
del lenguaje interno para orientar el pensamiento y la conducta.
Aunque pueda parecer que estas dos teorías son
opuestas, lo cierto es que ambas intentan buscar una explicación a la
naturaleza de la discapacidad intelectual, para responder a las dificultades
que presentan estas personas. Diferentes autores las consideran
complementarias, ya que las dos posiciones son aspectos diferentes de una
teoría más general. Éste es el caso de
la propuesta realizada por Detterman (1987) y por Hale y Borkowski (1991).
La discapacidad, se considera un fenómeno social,
multidimensional (factores psicológicos, biológicos, educativos, y culturales), que alude a la construcción
relacional entre el entorno y la condición de salud del individuo que ocasiona
restricciones en su participación social. Implica además, el reconocimiento
ante el colectivo de su propia identidad social, participación plena a través
del ejercicio de sus derechos y a una mejor calidad de vida.
Por lo antes expuesto es relevante
comprender que la sociedad, debe aceptar la diversidad del ser humano, sin
estigma, ni prejuicios, porque existe la
posibilidad de estar en una situación de discapacidad que significa enfrentarse
a una variabilidad de acontecimientos nunca previstos y aun así conseguir en la persona el máximo
desarrollo de sus potencialidades personales, sociales e intelectuales. Desde
el análisis realizado a los diversos textos, si considero que las
representaciones sociales deben modificarse en nuestra sociedad para así poder
desconstruir los estereotipos, estigma, los significados, los adjetivos, las
prácticas educativas que se le han venido dado a una persona con
discapacidad.
Las representaciones sociales según Moscovici (1981) son un sistema de
creencias originadas por las construcciones simbólicas que se crean de las
interacciones sociales de las personas. La sociedad creó un estereotipo de
hombre sano, todo aquel que estuviese fuera de las características positivas pasó
a formar parte de un grupo, con
características negativas que son
abordados de manera diferente con un trato injusto muchas veces de compasión
que conduce a un estado de discriminación.
Un estereotipo puede llevar al prejuicio a la
exclusión social, tal es el caso de la población en situación de discapacidad
que es valorado más por el déficit que por sus actitudes y capacidades.
Son las interacciones sociales, según
Jiménez y Aguado (2002), donde se ha fortalecido el concepto de normalidad y su
binario anormalidad, lo que ha permitido que el adjetivo empleado para designar
el déficit de una persona se sustantive y se utilice connotándolo como
retrasado mental, ciego, sordo entre otros. Estas denotaciones han limitado su
integración natural a la sociedad.
Esta situación no puede resolverse de manera individual, requiere de la
actuación social y es responsabilidad colectiva de la sociedad hacer las
modificaciones ambientales para la participación plena de las personas en
situación de discapacidad y el componente ideológico y político que justifica
la exclusión. Por lo tanto, es necesario comprender y aceptar ¨las diferencias
que existen entre las personas y entender la diversidad como algo propio de los
seres humanos¨ (Soto, 2008, pag.16)
Desde mi perspectiva la discapacidad no debe considerarse exclusivamente
como una condición biológica, se caería en el error de pensar que la
discapacidad es fruto de la deficiencia, se afianzaría mucho más la
construcción social desfasada de cómo la sociedad percibe la discapacidad, ven
el otro que está en la acera de al frente que no tiene nada que ver conmigo, se
mantendrían los estereotipos que los convierten en invisibles no existen en el
imaginario del discurso público o sólo son tolerados, se continuaría con la retórica desde una perspectiva homogeneizadora.
Sería ubicar la fuente de la discapacidad en la deficiencia de la persona,
cuando la discapacidad es consecuencia del fracaso de la sociedad al adaptarse
a las necesidades de todas las personas.
Profesora en Educación Especial - Retardo Mental
Magister en Educación, mención Procesos de Aprendizaje
Candidata a Doctora en Psicología y Ciencias de la Educación
Cofundadora de CAVIE
Atención socioecológica y pedagógica a personas con Discapacidad Intelectual
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